martes, 16 de junio de 2009




SALUD HUMANA"


Durante siglos, las sociedades humanas han alterado los ecosistemas locales y modificado los climas regionales. Hoy en día, la influencia del ser humano ha alcanzado una escala mundial, reflejo del rápido incremento de la población en los últimos tiempos, del consumo de energía, de la intensidad de uso de la tierra, del comercio, de los viajes internacionales y de otras actividades humanas. Estos cambios globales nos han hecho más conscientes de que, a largo plazo, la buena salud de la población depende de que los sistemas ecológicos, físicos y socio-económicos de la biosféra se mantengan estables y en correcto funcionamiento.El sistema climático mundial es parte integrante de los complejos procesos que mantienen la vida. El clima y el tiempo siempre han repercutido mucho en la salud y el bienestar de los seres humanos, pero, al igual que otros grandes sistemas naturales, el climático está empezando a sufrir la presión de las actividades humanas. El cambio climático global representa un nuevo reto para las actuales iniciativas encaminadas a proteger la salud humana.Cambio climático global y salud: una vieja historia que cobra importanciaEl cambio climático plantea un reto importante, y en gran medida desconocido. El presente texto describe el proceso del cambio climático global, sus repercusiones presentes y futuras en la salud humana y cómo nuestras sociedades pueden mitigar sus efectos adversos mediante estrategias de adaptación y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.El conocimiento cada vez mayor del cambio climático está transformando nuestra percepción de los límites de la salud humana y los factores que la determinan. Mientras que la salud personal puede parecer relacionada sobre todo con un comportamiento prudente, la herencia genética, el trabajo, la exposición a factores ambientales locales y el acceso a la atención sanitaria, la salud sostenida de la población precisa de los "servicios" de la biosfera que sustentan la vida. Todas las especies animales dependen del suministro de alimentos y agua, de que no haya un exceso de enfermedades infecciosas, y de la seguridad física y el confort que ofrece un clima estable. El sistema climático mundial es fundamental para el mantenimiento de la vida.Hoy en día, las actividades humanas están alterando el clima del mundo. Estamos incrementando la concentración atmosférica de gases que atrapan la energía, lo que amplifica el "efecto invernadero" natural que hace habitable la Tierra. Estos gases de efecto invernadero (GEI) son, fundamentalmente, el dióxido de carbono (procedente en su mayor parte de la combustión de combustibles fósiles y la quema de bosques) y otros gases que atrapan el calor, como el metano (generado por la agricultura de regadío, la ganadería y la extracción de petróleo), el óxido nitroso y diversos halo carburos fabricados por el hombre. En su Tercer informe de evaluación (2001), el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) declaró: "Hay nuevas y contundentes pruebas científicas de que la mayor parte del calentamiento observado en los últimos cincuenta años es atribuible a las actividades humanas".1 Durante el siglo XX, la temperatura media de la superficie terrestre aumentó 0,6 °C aproximadamente, y unas dos terceras partes de este calentamiento se han producido desde 1975. Los climatólogos prevén que el calentamiento proseguirá a lo largo del siglo y más adelante, junto con cambios de la pluviosidad y la variabilidad climática. Sus previsiones se basan en modelos del clima mundial cada vez más complejos, aplicados a escenarios futuros verosímiles de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que toman en cuenta diversas trayectorias posibles de los cambios demográficos, económicos y tecnológicos, así como nuevas formas de gobernanza.La escala mundial del cambio climático difiere esencialmente de los muchos otros problemas ambientales bien conocidos, relacionados con peligros toxicológicos o microbiológicos localizados. El cambio climático significa que, hoy día, estamos alterando los sistemas biofísicos y ecológicos de la Tierra a escala planetaria, como se evidencia por el agotamiento del ozono estratosférico, la reducción acelerada de la biodiversidad, las presiones sobre los sistemas terrestres y marinos productores de alimentos, el agotamiento de las reservas de agua dulce y la diseminación mundial de contaminantes orgánicos persistentes.Las sociedades humanas tienen una larga experiencia de vicisitudes climáticas de origen natural. Las antiguas civilizaciones egipcias, mesopotámicas y mayas y las poblaciones europeas (durante los cuatro siglos de la pequeña edad del hielo) se vieron afectadas por los grandes ciclos climáticos de la naturaleza. En periodos mucho más breves se han producido a menudo catástrofes y brotes de enfermedades a raíz de ciclos climáticos regionales extremos, como el ciclo El Niño- Oscilación Austral (ENOA).2 El IPCC (2001) estimó que la temperatura media mundial se elevará varios grados centígrados durante este siglo. 1.2, esta estimación conlleva una incertidumbre inevitable, porque no se conoce bien la complejidad del sistema climático y no es posible prever con certeza el futuro desarrollo de la humanidad. La temperatura mundial ha aumentado 0,4 °C aproximadamente desde la década de 1970, y supera actualmente el límite superior de variabilidad natural (histórica). De acuerdo con las evaluaciones de los climatólogos, la mayor parte de este incremento reciente se debe a la influencia humana.Posibles repercusiones del cambio climático en la salud humanaEl cambio del clima mundial afectaría al funcionamiento de muchos ecosistemas y de las especies que los integran. Tendría también efectos sobre la salud humana, algunos de los cuales serían beneficiosos: por ejemplo, los inviernos más suaves reducirían el pico invernal de mortalidad de los países templados, mientras que, en las regiones actualmente cálidas, unas temperaturas aún más altas podrían reducir la viabilidad de las poblaciones de mosquitos transmisores de enfermedades. Sin embargo, en general, los científicos consideran que la mayoría de las repercusiones del cambio climático en la salud serían adversas.Es probable que los cambios climáticos de los últimos decenios ya hayan influido en algunos resultados sanitarios. Así, la Organización Mundial de la Salud, en su Informe sobre la salud en el mundo 2002, estimó que el cambio climático fue responsable en el año 2000 de aproximadamente el 2,4% de los casos de diarrea en todo el mundo y del 6% de los casos de paludismo en algunos países de ingresos medios.3 Sin embargo, el intenso "ruido de fondo" debido a los cambios experimentados por otros factores causales dificulta la identificación de los cambios pequeños; una vez detectados, la atribución causal se afianza si se efectúan observaciones similares en poblaciones diferentes.Es probable que los primeros cambios detectables en la salud humana consistan en modificaciones de los límites geográficos (latitud y altitud) y la estacionalidad de ciertas enfermedades infecciosas, en particular de las transmitidas por vectores (como la malaria y el dengue) y por alimentos (por ejemplo la salmonelosis), cuya frecuencia es máxima en los meses más cálidos.Tanto en verano como en invierno, unas temperaturas medias más altas, combinadas con una mayor variabilidad climática, alterarían el patrón de exposición a temperaturas extremas y las consiguientes repercusiones en la salud. Por el contrario, las consecuencias en la salud pública de la alteración de los ecosistemas naturales y gestionados que producen alimentos, la subida del nivel del mar y los desplazamientos demográficos por peligros físicos, pérdida de tierras, perturbaciones económicas y conflictos civiles probablemente no se manifiesten hasta pasados varios decenios.Tiempo y clima: cambios en las exposiciones humanasAl discutir sobre "el cambio climático y la salud" debemos distinguir entre las repercusiones de varias exposiciones meteorológicas: el tiempo, la variabilidad del clima y el cambio climático.El tiempo es el estado continuamente cambiante de la atmósfera, considerado en general según una escala cronológica que puede ir de minutos a semanas. El clima es el estado medio de las capas inferiores de la atmósfera, y las características conexas de la tierra o el agua subyacentes, en una región concreta y generalmente durante un mínimo de varios años. La variabilidad del clima es la variación con respecto al clima medio, incluidas las variaciones estacionales y los ciclos regionales a gran escala de las circulaciones atmosféricas y oceánicas, como El Niño-Oscilación Austral (ENOA) o laOscilación del Atlántico Norte.El cambio climático se produce a lo largo de decenios o en escalas cronológicas aún más amplias. Hasta nuestros días, los cambios en el clima mundial se habían producido de forma natural, durante siglos o milenios, debido a la deriva continental, a diversos ciclos económicos, a variaciones en la energía solar y a la actividad volcánica.En los últimos decenios se ha hecho más patente que las acciones humanas están modificando la composición de la atmósfera y provocando con ello un cambio climático global.Estudio de las repercusiones del clima en la saludPara estudiar los impactos de los fenómenos atmosféricos y la variabilidad del clima en la salud humana es preciso especificar adecuadamente la "exposición" a los factores meteorológicos. Tanto el tiempo como el clima pueden sintetizarse según diversas escalas espaciales y cronológicas. La escala de análisis adecuada y la selección de un periodo de latencia cualquiera entre la exposición y el efecto dependerán de la naturaleza prevista de la relación.Gran parte de las investigaciones requieren series de datos obtenidos durante largos periodos, y que ofrezcan información sobre el tiempo o el clima y sobre los resultados sanitarios en las mismas escalas espaciales y cronológicas. Por ejemplo, ha resultado difícil evaluar la influencia de la variabilidad climática y el cambio climático en la reciente propagación de la malaria en las tierras altas africanas, porque no se habían recopilado los datos adecuados sobre la salud, el tiempo y otros factores de interés (por ejemplo el cambio en el uso de la tierra) en las mismas ubicaciones y las mismas escalas.En todas estas investigaciones deben tenerse en cuenta los diversos tipos de incertidumbre inherentes a tales estudios. Hay forzosamente incertidumbre en las predicciones sobre la respuesta de sistemas complejos, como los sistemas climáticos regionales y los ecosistemas dependientes del clima, cuando se los presiona más allá de límites críticos. Y hay tambiénA principios de la década de 1990 la población estaba poco sensibilizada ante los riesgos de los cambios climáticos globales para la salud, lo que reflejaba un desconocimiento general de la forma en que la alteración de los sistemas biofísicos y ecológicos puede afectar a largo plazo al bienestar y la salud de las poblaciones. Los especialistas en ciencias naturales eran poco conscientes de que los cambios experimentados por sus objetos concretos de estudio (condiciones climáticas, reservas de biodiversidad, productividad de los ecosistemas, etc.) podían tener repercusiones en la salud humana.Repercusiones sanitarias de las condiciones climáticas extremasLos factores climáticos son determinantes destacados de diversas enfermedades transmitidas por vectores, de muchos trastornos gastrointestinales y de ciertas afecciones atribuibles al agua.Las relaciones entre las variaciones interanuales del clima y las enfermedades infecciosas son más patentes allí donde dichas variaciones son acentuadas, y en las poblaciones vulnerables. El fenómeno de El Niño brinda una muestra para comprender las futuras repercusiones del cambio climático global en las enfermedades infecciosas.


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